Entrenador de preparatoria usa el campo de soccer para que estudiantes de primera generación lleguen a la universidad
Esmeralda Fabián Romero | July 17, 2017
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Los atletas de preparatoria en escuelas grandes saben que los deportes pueden ser una ruta segura a la universidad. Pero los estudiantes en escuelas pequeñas no lo saben tan bien, especialmente en las familias inmigrantes que no ven la práctica del deporte como una forma de llegar—y costear—una educación superior.
Alex Guerrero, de 18 años de edad, nunca había escuchad0 que los deportes son un camino a la universidad. Hijo de inmigrantes mexicanos, Guerrero asistió a una preparatoria chárter pública pequeña en Lincoln Heights. Él supo, a través de su entrenador de soccer, Baltazar (Balti) Rodríguez, que ser parte del equipo de soccer podría ser su boleto para llegar a la universidad.
“Nunca pensé que podría obtener una beca por jugar soccer. Sólo jugué con empeño y dejé que Balti me guiara”, dijo Guerrero, quien se graduó el mes pasado, siendo parte de la segunda clase de graduados de la preparatoria tecnológica Alliance Susan and Eric Smidt Technology High School. Guerrero fue reclutado por la Universidad San Diego Christian College, donde jugará soccer y estudiará Administración de Empresas y Mercadotecnia gracias a una beca.
Olivia Valentín, una madre soltera que inmigró de México, se sorprendió al saber que su hijo había recibido la oportunidad de una beca atlética.
“Nunca antes había escuchado sobre la posibilidad de que mi hijo pudiera acceder a la universidad con una beca por jugar soccer. A él siempre le gustó jugar, pero gracias a Balti, el soccer pudo ser el vehículo para ir a la Universidad. Estoy profundamente agradecida con el entrenador por lo que hizo por mi hijo”, expresó ella.
Su hijo, Adrián Barajas, se graduó el año pasado y recibió una beca de San Diego Christian.
Valentín mencionó que la clase de atención que su hijo recibió del personal de Alliance Smidt Tech, y particularmente de Balti, sobrepasó sus expectativas.
“Mi hijo vio en el entrenador no sólo la figura paterna que no tenía en casa, sino también el único modelo a seguir en su vida de una persona que había alcanzado una educación superior”.
Rodríguez, de 37 años, ha sido entrenador de soccer durante 12 años y ha convertido en su misión el ayudar a sus jugadores a entrar en la universidad y tener éxito. Dedica muchas horas extras para ayudar a sus estudiantes. “Es como un segundo trabajo de tiempo completo”. Él afirma que este es el tipo de compromiso que los niños de su comunidad necesitan.
Rodríguez comenzó a trabajar en educación en 2004 como asistente de enseñanza en la Escuela Primaria Independence Elementary de LA Unified en South Gate. En 2007 comenzó el programa de deportes en la Preparatoria Wallis Annenberg High School, una escuela chárter en South Central. Desde 2013 ha entrenado al equipo de soccer de niños y niñas en Alliance Smidt Tech.
Trabajar para una escuela chárter significa tener menos recursos, dijo, pero eso no le impide ayudar a sus estudiantes a tener éxito en la escuela. Desde 2007 todos los estudiantes con los que ha trabajado como entrenador o como asistente de enseñanza han ingresado en universidades de cuatro años, y al menos 15 de sus jugadores de soccer han sido galardonados con becas deportivas en universidades de cuatro años. Algunos de ellos han recibido becas “full ride”.
“El deporte es metáfora para la vida. Construye el carácter, y eso aunado a la disciplina, son las cosas que le ayudan a uno a entrar en la universidad y tener éxito”, dijo él.
Rodríguez se graduó de la escuela católica privada St. John Bosco High School en Bellflower, donde también jugó al soccer y más adelante se convirtió en entrenador asistente. Él dice que su experiencia en la escuela preparatoria fue diferente de la de sus estudiantes, particularmente como atleta estudiante.
“En ese tipo de escuelas sólo te preocupas por hacer acto de presencia en las prácticas y jugar, mientras que aquí tengo que enseñar a los estudiantes el juego ya que no tienen los conocimientos para el deporte”, dijo.
A pesar de que Alliance Smidt Tech no tiene un campo de soccer, un gimnasio o cualquier otro tipo de instalaciones deportivas en el campus, los estudiantes han ganado campeonatos.
Esta primavera, el equipo de soccer de Alliance Smidt Tech ganó el campeonato de soccer de la liga CIF freeway league para niños en su primer año de participación. Alliance Smidt Tech atiende a cerca de 500 estudiantes –95 por ciento latinos y más del 90 por ciento son elegibles para almuerzo gratuito o a precio reducido. La escuela forma parte de la red más grande de escuelas chárter de Los Ángeles, las escuelas públicas Alliance College-Ready Public Schools, que opera 28 escuelas secundarias y preparatorias en Los Ángeles con 12,500 estudiantes de minorías y de bajos ingresos.
Aún cuando la mayoría de las escuelas preparatorias de LA Unified tienen instalaciones deportivas, encontrar un campo para practicar y jugar fue un reto para Rodríguez y su equipo. Tenían que pagar una cuota para usar un parque cercano de la ciudad, y ocasionalmente podían alquilar instalaciones en las escuelas preparatorias de LA Unified. Pero eso rara vez sucedía porque la mayoría de las escuelas del distrito no están dispuestas a compartir sus instalaciones con las escuelas chárter, explicó.
“Siempre es difícil alquilar las instalaciones deportivas de las escuelas del distrito porque sus juegos obviamente son prioritarios y la mayoría de las veces su calendario de juegos no es compatible con el nuestro”, dijo.
A Rodríguez le complace que sus estudiantes hayan sido testigos de sus esfuerzos para apoyar al equipo porque es una enseñanza sobre el compromiso.
“Si amas lo que haces, vas a lograr que suceda, pase lo que pase. Espero que las luchas que han visto les hayan enseñado a enfrentar la adversidad, y que su experiencia en el deporte los haya preparado para la universidad”.
Miguel Palomar es otro estudiante que jugó para Rodríguez en Alliance y obtuvo una beca deportiva. Sus padres inmigraron de México, y él será el primero de su familia que irá a la universidad. Se especializará en Psicología en la Universidad de California en Merced y aspira a convertirse en detective.
“Todos en el equipo pudieron ver sus esfuerzos, encontrando un lugar para que jugáramos, llevándonos a los juegos con sus propios medios, así que la única manera en que podíamos corresponderle era ganando partidos”, dijo Palomar.
“Creo que si hubiera asistido a una de las escuelas grandes de mi vecindario, habría terminado en pandillas o simplemente causando problemas allá afuera”, dijo. “Gracias al soccer, me enfoqué más en obtener mejores calificaciones y trabajar duro para ingresar a la universidad”.
Rodríguez, también de ascendencia mexicana, describió cómo el soccer es una parte tan importante de su cultura. “Vemos los partidos constantemente en la televisión y en algún momento jugamos, pero no entendemos que el deporte puede ser un componente educacional”.
Él cree que puede tener un impacto significativo en las vidas de sus estudiantes, ayudándoles a aprender sobre los recursos y oportunidades que pueden tener a través del deporte. “Sigo haciendo esto porque verlos entrar en la universidad, es muy gratificante. Verlos crecer y tener éxito es la razón por la que nunca dejaré de hacer lo que hago”.
Guerrero dijo que aprendió de Rodriguez el cómo ser responsable dentro y fuera del campo de fútbol, así como la administración del tiempo y la disciplina. “Él me exigía buenas calificaciones. Yo estaba tomando muchas clases AP–Advanced Placement (colocación avanzada que da oportunidad de ganar créditos universitarios o la asignación a clases más avanzadas), así que él me enseñó cómo organizarme para dar prioridad a los estudios y tener buen desempeño en los deportes al mismo tiempo”.
Él cree que de haber asistido a una escuela grande no habría recibido la clase de atención académica que recibió ni habría tenido un entrenador como Rodríguez quien le mostró que la universidad estaba al alcance de su mano.
“Yo tenía problemas económicos, mi padre tenía problemas en el trabajo, y yo estaba a punto de abandonar los estudios para ayudar a mi papá a pagar las cuentas, pero Balti me convenció de que debía seguir con la escuela y graduarme”.
Traducción al Español financiada por The Eli and Edythe Broad Foundation. LA School Report mantendrá el control editorial absoluto sobre el contenido.