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Comentario: Lo que los muchachos necesitan en el salón de clases – un puñado de hombres buenos

Esmeralda Fabián Romero | October 2, 2017



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Josh Brown es maestro de educación especial de los grados 6, 7, y 8 de Holmes Middle School en el Valle de San Fernando. (Foto cortesia de Teach Plus)

Por Josh Brown

Es apenas el segundo mes de escuela y Ernesto ya ha despotricado para desahogarse  conmigo varias veces. Aprendió a protegerse en la escuela de los golpes duros, donde las lecciones diarias implican descuido, abuso y desconfianza de los adultos en su vida.

Su padre lo dejó cuando él era más pequeño, y su madre tuvo que  tomar varios trabajos  para mantenerlo a él y a su hermano menor. Sin embargo, sé que debajo de su aparente dureza hay un niño valioso de 12 años.

Todo el año pasado, Ernesto y yo tuvimos una relación tumultuosa. Un día, él soltaba una sarta de palabras inapropiadas 

y al día siguiente él pedía mi ayuda.  Y cada vez, Ernesto probaba mi capacidad de perdonar.

Desafortunadamente, hay demasiados Ernestos en nuestras aulas en todo el país. Muchachos que, sin saber cómo, piden ayuda, apoyo y atención.

Un día, Ernesto me dijo que yo era el segundo maestro de sexo masculino que había tenido en seis años de escolaridad. Esto no es sorprendente. Según la Asociación Nacional de Educación, sólo el 25% de los profesores son varones, mientras que el 51% de los niños en edad escolar son varones. Sólo el 3.2% de los maestros de jardín de niños son hombres.

Al igual que Ernesto, demasiados chicos crecen sin un modelo varonil fuerte en casa –o en la escuela. Esta desigualdad de género en la profesión docente es lamentable porque es de fundamental importancia que los niños varones tengan modelos masculinos positivos en sus vidas. Cualidades que hacen un gran maestro, como la paciencia, la empatía y la armonía, no suelen asociarse con los varones. Al modelar estos rasgos de carácter, los maestros varones pueden moldear la brújula ética de sus estudiantes e incluso inspirarlos a convertirse ellos en maestros.   

Así como los jóvenes admiran a las figuras deportivas, un modelo masculino fuerte del rol al frente del salón de clases puede influenciar positivamente el desarrollo emocional de sus estudiantes masculinos.

Muchos maestros varones comparten intereses similares con sus estudiantes varones, que sirven como un gran conducto para crear una conexión significativa. Con frecuencia yo uso mi amor por el deporte para crear actividades con tema deportivo.

Uno de los juegos favoritos de mis estudiantes es el béisbol de los dados. Las reglas son simples: Un estudiante “lanza” una pregunta a otro estudiante. Ese estudiante entonces tiene tres “strikes” (“oportunidades”) para contestarla correctamente. Si responde correctamente, consigue tirar dos pares de dados. Una serie  de “12”, que es poco común, es un homerun, mientras que una serie de “8”, que es común, es un “out”. Por lo general, jugamos un juego de 9-inning (9 entradas completas) con el “stretch” obligatorio del 7th inning  (en la mitad de la 7ª entrada se hace un stretch—que es tradición en el juegopara que los fans estiren sus brazos y piernas). Y al mismo tiempo los niños aprenden.

Afortunadamente, hay una serie de maneras de lidiar con la escasez de maestros varones. Presentar a los maestros de sexo masculino de manera más destacada y positiva en los medios de comunicación serviría en gran medida para convencer a los jóvenes de ingresar a la profesión.

En 2015, el entonces Secretario de Educación Arne Duncan lanzó la Campaña TEACH (Acrónimo para Teacher Education Assistance for College and Higher Education— Asistencia a la educación de maestros para la universidad y la educación superior), cuya misión en parte era reclutar más maestros varones en las aulas de todo el país. Personajes famosos como Oprah Winfrey, Bill Gates y John Legend filmaron PSAs (Public Service Annoucement—anuncios de servicio público) sobre los aspectos gratificantes de la profesión docente.

Si queremos persuadir a más hombres para que se conviertan en educadores, nuestra sociedad debe celebrar y respetar a los maestros varones de la misma manera que hacemos ídolos de las figuras deportivas y las celebridades.

Es más, podemos incentivar financieramente a los maestros para que ingresen a la profesión. Por ejemplo, el Teacher Quality Partnership Grant (Subsidio para la Participación de Calidad de los Maestros) actualmente busca reclutar y conservar maestros en materias de difícil enseñanza proveyendo subsidios para compensar el costo de obtener una credencial de docencia.

Este mismo concepto podría aplicarse a la demografía sub-representada, como son los maestros varones en las escuelas primarias. Bajando la barrera de acceso a la profesión, más hombres serían incentivados para enseñar. El futuro de muchachos como Ernesto depende de ello.

Para mediados del semestre de Primavera del año pasado, Ernesto y yo habíamos establecido una relación positiva. Comenzó a compartir más detalles sobre su vida personal, y en el proceso, hice un descubrimiento esclarecedor. Resultó que él tenía comparecencias frecuentes ante la corte para  librar una batalla de custodia, lo cual, comprensiblemente, lo tenía molesto.  

Después de un poco de sondeo, me di cuenta de que sus días más difíciles en el aula coincidían  con sus fechas de comparecencia ante la corte. A partir de ese momento, presté atención a las necesidades socio-emocionales de Ernesto, y me propuse ser especialmente paciente y empático con él.  Ahora que Ernesto comienza su segundo año como mi alumno, nuestro vínculo es más fuerte que nunca.  Sé que éste será nuestro mejor año.

Josh Brown imparte educación especial de sexto, séptimo y octavo grados en la Secundaria Holmes Middle School en el LAUSD. Él es Miembro de Teach Plus California Teaching Policy.


Traducción al Español financiada por The Eli and Edythe Broad Foundation. LA School Report mantendrá el control editorial absoluto sobre el contenido.

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