4 pasos que las escuelas pueden tomar para impulsar la participación de familias y aliarse con los padres para el éxito de sus hijos
Jessica Lander | November 16, 2017
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Uno de los factores más importantes que afectan el éxito académico de los niños no proviene del salón de clases—proviene del apoyo de las familias de los estudiantes.
La investigación es clara: Cuando los padres participan, es más probable que los niños tengan éxito. Estudios del Departamento de Educación de Estados Unidos, la Universidad de Harvard y otros lugares han catalogado los poderosos efectos del trabajo conjunto de las escuelas con las familias. La asistencia y las calificaciones se disparan, al igual que la probabilidad de que un niño tome cursos de nivel superior, se gradúe de la escuela preparatoria y se inscriba en la universidad. Las tasas de deserción disminuyen y disminuye el comportamiento anti-social de los estudiantes—act out para llamar la atención. Los niños dicen que están más entusiasmados para aprender.
El sólido compromiso familiar no sólo respalda a los estudiantes, sino que la investigación revela que tales alianzas son un componente esencial para el éxito del maestro en el aula y la satisfacción en el trabajo. Los docentes que tienen relaciones sólidas con la familia informan que su carga de trabajo disminuye y que encuentran su trabajo más agradable y satisfactorio. Los maestros también tienden a permanecer en su escuela por más tiempo.
El lograr el compromiso con las familias verdaderamente va más allá de pedirles a los padres que hagan galletas para la venta de pasteles (school bake sale) en la escuela o que organicen un open house (casa abierta)dos veces al año. El verdadero compromiso es lograr una asociación de igual a igual, ambos trabajando para apoyar a los niños individualmente.
La nueva Ley Every Student Succeeds Act (Ley del Éxito de Todos los Estudiantes) ha elevado la importancia de la participación de los padres, dejando de lado el financiamiento y exigiendo a los estados que desarrollen estrategias para colaborar efectivamente con las familias.
Sin embargo, durante demasiado tiempo, tanto la guía, la capacitación, tiempo o apoyo han sido mínimos para los maestros y las escuelas para lograr la creación de alianzas sólidas con las familias de los estudiantes.
Durante los últimos dos años, Karen Mapp, profesora de la Harvard Graduate School of Education (Escuela de Graduados de Harvard), Ilene Carver, maestra con 20 años de experiencia de Boston Public School, y yo (una maestra durante cinco años, principalmente de estudiantes de idioma inglés) hemos explorado y documentado los pasos que los maestros pueden tomar para conectarse mejor con las familias. Hablamos con maestros y otros educadores de todo el país, aprendiendo sobre estrategias y mejores prácticas.
El verano pasado, publicamos Powerful Partnerships: A Teacher’s Guide to Engaging Families for Student Success (Alianzas Poderosas: Una guía para maestros para involucrar a las familias para el éxito estudiantil), la cual captura un año de prácticas clave que los maestros pueden usar –desde visitas a domicilio en agosto, hasta conferencias de padres y maestros en noviembre, a reuniones de educación especial en febrero.
¿Qué pueden hacer los maestros y los administradores para conectarse mucho más con las familias de sus alumnos?
Analizar posibles prejuicios
Nuestras creencias fundamentales afectan la forma en que interactuamos con las familias de nuestros estudiantes. Los maestros y las familias a menudo provienen de diferentes orígenes, y esas diferencias pueden crearnos suposiciones y juicios involuntarios sobre el deseo de las familias de involucrarse o la fortaleza de su compromiso con la educación de sus hijos.
Consideramos que es esencial reconocer los factores positivos que las familias aportan a tales alianzas. Estar dispuesto a examinar honestamente nuestras suposiciones y apreciar las muchas fortalezas de las familias es una base necesaria para crear relaciones de trabajo sólidas.
Generar confianza
El lograr confianza en ambos lados requiere de alianzas poderosas. Desafortunadamente, las familias a menudo tienen muchas razones para desconfiar de las escuelas. Desde la jerarquía educativa hasta las historias demasiado comunes de falta de respeto y racismo hacia ciertos grupos demográficos de estudiantes, hay barreras que se interponen en el camino de construir relaciones de confianza entre las escuelas y las familias.
Sabemos que cuando se establece una relación de confianza, los estudiantes se benefician. Un estudio de la Universidad de Chicago que siguió a 400 escuelas encontró avances académicos significativos para los estudiantes en las escuelas que priorizaron la construcción de relaciones entre las familias y los maestros, en comparación con las escuelas que no lo hicieron.
Dar el primer paso
Las conversaciones iniciales de los maestros con las familias establecen el tono para el resto del año escolar. El primer contacto no debe esperar hasta que un niño reaccione en lo que se conoce como act out –el niño está “actuando” cuando muestra un comportamiento desenfrenado y a menudo inapropiado o antisocial. Por el contrario, las escuelas deben acercarse e invitar a las familias a participar como aliados protagonistas, haciendo algunas preguntas esenciales: ¿Cuáles son las esperanzas y los sueños de la familia para el niño? ¿Qué necesita la familia de la escuela para garantizar que el niño tenga éxito? Esta conversación inicial envía un mensaje claro de que las familias son los expertos sobre sus hijos, y queremos aprender de ellos para lograr apoyar de la mejor manera sus expectativas para el futuro.
Esos primeros contactos pueden tener lugar en la escuela, por teléfono, a través de correos electrónicos—o en los hogares de los estudiantes. Organizaciones nacionales como el Parent Teacher Home Visit Project (Proyecto de visitas de maestros a domicilio) capacitan al personal escolar de todo el país para realizar visitas al hogar al comienzo del año escolar.
Pero construir (o reconstruir) la confianza requiere persistencia y dedicación.
Dar seguimiento
Los eventos que las escuelas ya tienen –open houses (jornadas de puertas abiertas), reuniones para discutir los programas de educación individualizada de los estudiantes (Individualized Education Programs—IEP), conferencias de padres y maestros –pueden ser excelentes oportunidades para desarrollar y mantener estas alianzas durante todo el año. Pero con demasiada frecuencia, están estructurados de manera que no permiten a las familias ser esos aliados protagónicos. Hemos oído hablar de muchos open houses donde las familias hacen cola para hablar con los maestros durante cinco minutos, o reuniones de IEP donde las familias se sienten intimidadas por la “jerga” educativa (lenguaje técnico) que se utiliza.
Podemos hacer que estos eventos sean más exitosos al reestructurarlos para permitir la comunicación bidireccional, en lugar de ser oportunidades unilaterales para que el personal de la escuela dé a conocer reglas, conocimientos u opiniones.
Las noches de open house pueden ser una ocasión en la que las familias se conozcan entre sí, en lugar de simplemente conocer al maestro. Las expectativas para el salón de clases y el contenido del plan de estudios se pueden compartir fácilmente en un folleto de una página, de modo que cuando un maestro se sienta con una familia, ese precioso tiempo pueda utilizarse para escuchar. Esta misma estrategia funciona bien para las conferencias de padres y maestros.
En las reuniones de IEP (programas de educación individualizada), el personal de la escuela puede asegurarse de hablar en un inglés sencillo y enfocarse en compartir y discutir las metas a corto y largo plazo tanto para la familia como de los maestros. La creación de un resumen de una página, fácil de comprender, sobre las fortalezas y áreas de potencial crecimiento de un alumno proporciona un lugar de partida para que las familias participen en una discusión académica sobre sus hijos.
Y hay aplicaciones de mensajes de texto (apps), como Remind (recordar), que les permite a los maestros conectarse con las familias durante todo el año en más de 80 idiomas.
Estas son tan sólo algunas de las muchas ideas, extraídas de docentes de todo el país, que están transformando los eventos escolares tradicionales en oportunidades para que las familias sientan que son aliados comprometidos y respetados. Construir tales relaciones requiere tiempo, compromiso y confianza. Pero son esenciales para nuestro trabajo como maestros y para el éxito de nuestros estudiantes.
Veo la importancia de involucrarme con las familias todos los días. En mi salón de clases, donde enseño a 150 adolescentes—en su mayoría inmigrantes recientes y refugiados—las familias de mis alumnos son mis aliados más cercanos y mejores colaboradores. Juntos, estamos trabajando para apoyar a estos jóvenes tanto en casa como en el aula.
Jessica Lander es una maestra de preparatoria y escritora en Massachusetts que escribe regularmente en temas relacionados a la politics educativa. Es coautora del libro “Powerful Partnerships: A Teacher’s Guide to Engaging Families for Student Success” y autora de “Driving Backwards”.
Traducción al Español financiada por The Eli and Edythe Broad Foundation. LA School Report mantendrá el control editorial absoluto sobre el contenido.